milo, a sus seis meses


Cuando me ducho el perrito entra en pánico y ladra hasta que asomo la cabeza. Vuelvo a cerrar la cortina, entra pánico otra vez: no tolera la ausencia y la invisibilidad es una de sus formas.

Ayer el perrito se miró en un espejo apoyado contra la pared; luego fue atrás del espejo a ver donde estaba el otro perro.

Antes de salir le aviso a mi amiga que se queda a dormir que le tocará compartir la cama con el perrito. A la vuelta me dice 
Ni lo vi. Se quedó toda la noche en la puerta esperandote.

El perrito me roba la bombacha que me iba a poner y se la lleva al trote por el pasillo, mirando hacia atrás a ver si me di cuenta.

El kiosquero extraña a su mascota que se murió. Todos los días, el perrito para a saludarlo y el kiosquero le habla y lo acaricia con ternura. Una vez me dijo 
Los animales son parte de nuestro espíritu, como las plantas. 

El perrito se amiga con otro perrito. Sus dueños son una pareja de tanos recién llegados a buenos aires. Me invitan a su casa a compartir el almuerzo de pascuas y así fue que no estuve sola ese día. Rompimos un huevo de chocolate gigante, adentro había una nave con piratas para armar, complicadísima pero lo logramos.

Ahora ya es tarde, el perrito se duerme. Yo miro como sueña y siento que haré cualquier cosa para quitarle la mancha del abandono. Él gime bajito, y sus orejas enormes flotan hacia atrás como si estuviera volando.


2 comments:

Alelí said...

quiero tener a ese diariero de amigo!

y esa alma perruna debe ser realmente una dulzura, mirá los movimientos que está generando!

girlontape said...

el diariero era lo más :)
y sí así es Milo: mueve las mentes y los corazones...