changes

I remember your precious body inside your lovely dresses, us hand in hand floating in & out of parties all over town, and driving through Southampton listening to Eminem’s new album, you longing for your millionaire undercover lover who never let you stay the night, me obsessing over that silly boy in his stuck-up Brooks Brothers shirts, Stefan leering at some girl’s tits in a store window almost crashing the car and it was such a luscious day.


Oddly it’s the slight aura of pain radiating from the past that makes everything else stick, like Marty driving me around Beverly Hills in his immense cream Rolls telling me You Gotta Take Care Of Your Insides Sister, handing me a glass of champagne when I was so fucking shell-shocked in my new life which was revealing itself to be another version of the old, except that like a good horror movie it was spiked with novel jolts of brutality,


or that dinner with Christopher and Nadine under the awning at Viceroy, pouring rain on 18th and 8th Ave, red neon sluicing over the pavement and small glimpses into yellow and grey interiors across the street – a girl’s head, eating with chopsticks; a brief bookshelf above a doorway; and a parrot sidling carefully across his perch. Imagine living there, I said wishing I could read the book titles and knowing I would always remember this moment because it was perfect and also because I was saying goodbye to New York and to my friends and it was breaking my heart.


Cambios


Me acuerdo de tu cuerpo divino dentro de tus vestiditos preciosos, nosotras flotando mano en la mano de fiesta en fiesta y ese día tan hermoso manejando por Southampton escuchando al nuevo disco de Eminem, vos anhelando a tu amante millonario que te llamaba tres veces por semana pero nunca te dejaba quedarte a dormir, yo obsesionada con ese chico histérico en imperdonables camisas Brooks Brothers y Stefan ojeando tetas en una vidriera casi choquando el auto.


Curiosamente son ciertas auras de dolor que como estrellas muertas siguen irradiando desde el pasado las que me devuelven momentos que si no quedarían perdidos en la oscuridad, como Marty paseándome por Beverly Hills en su inmensa Rolls Royce color crema convidándome champagne y diciéndome Tenes Que Cuidarte Desde Adentro Nena, yo fatal dándome cuenta de que no había salida y que mi nueva vida iba a ser otra versión de la anterior, pero sazonada con novedosas barbaridades como una buena peli del horror,


o como esa tarde cenando con Chris y Nadine en la terraza del Viceroy con el neón rojo derritiéndose bajo la lluvia veranea sobre el cemento de la avenida, vislumbrando recortes de interiores grises y amarillos de en frente: una cabeza de chica, comiendo con palillos; un estante con libros encima de una puerta; y un loro pisando su percha muy concentrado. Imagínate vivir ahí, dije tratando de leer los títulos de los libros y sabiendo que este momento me iba a quedar grabado para siempre, por que era perfecto y también por que me estaba despidiendo de Nueva York y de mis amigos y se me estaba quebrando el corazón.

2 comments:

marrano said...

hay momentos en que uno siente la vida (para siempre)

pd: Tiritas pa este corazón partío.

paula p said...

el 2do párrafoh !