de la maldad, el negro y la bruja llorona

Érase una vez se daba por sentado que la voluntad humana nada puede frente a los caprichos de una divinidad enfurecida. La maldad, como la lluvia, se abatía sobre los puros y los impuros en igual medida, provocando en nuestros próceres comentarios onda: Qué mala suerte! Tan buena gente, y lo reventaron igual...por que sí.

Al fagocitar los dueños del Olimpo y sus relativos malhumores -previa su vivisección/catalogación/rotulación- perdimos esa destreza de antaño, que consistía en aguantar la desgracia sin buscarle una vuelta lógica. Ahora según el boletín oficial todo pasa por una razón...algo habrás hecho...it takes two to tango...etc etc. Supersticiones que, llevadas a su extremo, divisan un castigo merecido en un virus mortífero, o utilizan fundamentos racistas a la hora de racionalizar la indigencia de poblaciones enteras.

Y...no. No compro. La inocencia existe y sus profanadores también, y no son la misma cosa. Hay seres que generan abundancia y otros que viven de rapiña, y tampoco son lo mismo. Pero siendo hija del siglo XX me cuesta aceptar semejante arbitrariedad: presa de vuelta en mi calabozo mental -yolopermití yolopermití yolopermití soyunasco soyunasco soyunasco- vuelvo a llorar histericamente.

Me interrompe, imperioso, mi gatuchi: el último, el patito feo, el que más inerme y maltrecho era cuando lo encontré, tamaño iPod enano, mojado, gritando y acechado por moscas gigantescas, debajo de una hoja en un día de lluvia. El precio de su rescate fue altísimo: romper el sagrado voto matrimonial de no-más-mascotas. Con conciencia de traidora y corazón de martire traje el minúsculo invasor a casa, donde enfrenté una tormenta de reproches que me cubrieron de ignominia a la vez que rozaban oscuras amenazas de separación.

Con astucia de bruja ante su inquisidor negocié por la vida del fétido renacuajo de dudoso color y cola de rata argumentando que, si bien era verdad que yo había violado nuestro pacto, también era cierto que nadie más se lo llevaría en semejantes condiciones. Castigar un inocente por culpas que eran mías y sólo mías sería sumarle una injusticia a mi transgresión, que sí fue gravísima y de la que yo admitía plena responsabilidad y arrepentimiento blablabla.

Así, mientras el objetito de la discordia dormía, se cagaba encima y contagiaba a todo ser piadoso que se arriesgaba a tocarlo de hongos virulentos y de dificilísima eradicación -y todavía no habían llegado las pulgas- la bruja y el inquisidor se libraron una guerra de días...semanas...meses.

Es que la curación del leproso fue larga...agotadora... carísima...solitaria. Se dio en un periodo en que yo -8 horas x 5 días x 9 meses- fui el único sustento economico de casa matrimonio bichos + bichito. Con lo cual me levantaba a las 6am, pasaba un par de horas empapandome de comida baby mierdita baby medicamentos baby y me desprendía a regañadientes para ir a la oficina,

donde mi pensamiento constante era hacia el indefenso cruelmente aislado en su zona de cuarentena atrás de la cocina: y si se despierta solo y tiene miedo? si se muere de hambre? si se caga encima y se la traga por error? si ni siquiera es un gato...si no crece nunca...si no sana nunca? Volvía a casa muerta de angustia, largaba el sobre gordete cual ofrenda expiatoria, esquivaba los vilipendios de mi pareja que seguía desempleada, frustrada y rencorosa, y me hundía en otra ronda de comidita mierdita cremita comidita mierdita cremita.

En un momento la rutina, por tan brutal, se volvió hipnotica: dejé de preguntarme si algún día iba a liberar al enano de sus plagas, enseñarle a agarrar su comida con los dientes, cagar en las piedritas, limpiarse solo, conjurarlo a revelarse en su aspecto felino no de roedor imberbe. Me alcanzaba con que seguía mirandome miopico de sus ojitos celestes, tambaleando y largando parasitos.

Allá en el sórdido mundo de los humanos, una y otra vez volvía a jurar por mi madre que lo largaba ni bien efectuada su transformación en gatito sano...precioso...eminentemente adoptable por las mejores familias de Buenos Aires, hasta de San Isidro. Y si te encariñas olvidate me castigaba el inquisidor, asqueandose con mi piel decorada de hongos. No te banco ni una puta lágrima...esta cagada no te la perdono nunca...uyy mirá, hoy se ve más peludo...bueno dejalo subir al sillón, total no jode...y por qué las tiene tan chicas las bolas? seguro que es macho? mirá Stef me trajo la pelotita...qué inteligente...

Hasta que un día a la vuelta del rat race encontré marido + gatito tirados mirando tele simbioticamente entrelazados; me observaron con cara de vos quién sos? Y así quedó da #3 housecat. Mi esposo en cambio me dejó a quemarropa, cornuda y con la caja vacía, un año después. Al no ser por la ley de familia nos depositaba los cuatro en el Botánico sin mirar atrás: sensación desoladora que todavía, a pesar de mi misma, me arranca lágrimas de indignación.

Pero ahí, con vueltas y ademanes de la más elegante insouciance, revoleando una magnífica cola de plumas, sedoso, opulento, color de la noche profunda, se me viene encima ese fruto de mi única promesa rota. Amor y alegría, belleza y ternura, inocencia hecha poetry in motion: cómo lo valiste todo y mucho más todavía pienso aliviada y llena de gratitud. Para vos mando a la mierda un mundo entero de hipócritas con todas sus miserias atrás negro. Y dejo de llorar un rato aunque sea.

14 comments:

Anonymous said...

you, girl
holy girl
your art work:
writing, photo, and little cat alive.

girlontape said...

como dicen: god moves in mysterious ways...acá rockeando con alice in chains :)

lexi said...

qué glorioso relato!
tan femenino, tan sensible!
qué bien te sale!




todo pasa Steph y todo queda!




abraxo de perra!!

girlontape said...

lindas palabras Lexi...gracias perrrraaaa :)

Jirafas said...

si ese gato supiera la envidia que genera...

besos

fede

girlontape said...

por qué Fede...te faltó amor materno? espero que no!

brasil said...

Por ahora voy acumulando mascotas: 7 perros y mi gato negro gigantesco

Veremos como termina

girlontape said...

ahora, claro: puedo adoptar MÁS...nadie me retiene...qué belleza la libertad...

Anonymous said...

Me encantó mal el relato. Me hizo acordar a mi gato sólo que sin marido.
Ganaste con el trueque. Vos y el gato.

girlontape said...

me alegro J...fue un trip...y sí gané a FULL :)

F. said...

fucking beautiful

me gusta, me encanta la gente que puede elaborar a partir de lo peor.

besos

catlove

Florencia said...

bué, ya que lo menciona y la atmósfera no es del todo ajena a su relato, le digo, con esos dos datos me llevó a sacar la siguiente conclusión:
Little boy made a mistake
Pink cloud has now turned to gray
All that I want is to play
Get on your knees, time to pray, boy

so let'im pray, his loss

girlontape said...

uyyy Ferko gracias...todo es material vio?
arte! arte! arte! MartaM dixit

Sebastián pink cloud turned to gray turned to FUCHSIA ... x lo menos para mi :) mi reino para un gato & fuck los lords de la rapiña...la vida es corta y llena de hermosura...

girlontape said...

pd. ahora el negro, hecho una minipantera, se tira frente a la laptop: pata sobre mi mano me guia mientras escribo...for realz!